Una de teatro. La CNTC.

Hay algo que no puedo dejar de hacer cada vez que voy a Madrid: acercarme al teatro Pavón a ver el último montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Cada vez que me siento en una de sus sillas, y a pesar de que son capaces de resquebrajar el culo más mullido, permanezco como hipnotizado por espacio de hasta dos horas, absorto en la representación de obras clásicas de Calderón, Tirso, Lope de vega...La puesta en escena, la declamación de los versos, su poder, la atmósfera que se crea...te atrapa y parece trasladarte a otros tiempos y lugares donde no existía el cine ni la televisión y éstas obras, creadas para ser interpretadas en patios y corralas, cumplían el mismo objetivo de entretener y hasta educar. Leer éstas obras, a primera vista parece dificil...asistir a las representaciones de la CNTC es un regalo. A continuación una pequeña sinopsis en verso de la última obra que ví: "El condenado por desconfiado" de Tirso de Molina.
"De Paulo la historia nos cuentan/que como ermitaño vivía, en un monte retirado/en mente y cuerpo entregado, orando a Dios sin porfía/ Más vivía atormentado y al Señor constante inquiría acerca de su destino/ ¿sería él a la postre salvado? (clamaba el desconfiado) / Atraido por sus desvelos, apareciósele un Angel, que no era tal, sino Diablo / y confióle que su destino, en Napoles, al de un tal Enrico, se hallaba ligado. / Y allá se fué Paolo con su sirviente:Pedrisco, en busca del tal Enrico, que, por fuerza, habría de ser al menos beato sino Santo/ Mas halláronle rodeado por banda de bandidos, asaltantes y asesinos que él se enseñoreaba en ser quien los capitaneaba/ Horrorizado, Paolo de Dios abjura y se duele/ y puesto que su fín ha de ser pudrirse en el Averno junto a Enrico/ se troca en diestro asesino, preso de ira, enfermo/ Después de muchos azares, atropellos, detenciones y otras adversidades, Enrico es hecho preso, y a la postre, arrepentido/ a los Cielos por los Angeles es con Gloria elevado/ Paolo por el contrario, victima de desconfianza y sin haber comprendido es, como colofón, condenado por desconfiado/ Y se nos advierte a todos, sin otra consideración, que confiar en el señor y en su suprema bondad es la única cosa que al fin, nos puede salvar."