Berlín.
Tres días para disfrutar de una ciudad que, en principio, no era uno de mis destinos favoritos. Pero...la vida te da sorpresas...
La primera fué enterarme de la existencia del Museo de Pérgamo. Su visita, barata y con audioguia incluida, te traslada a Turquía y Mesopotamia y te pasea entre leones y otras fieras por la imponente Puerta de Isthar. Después la visita al Naues Museum te permite emocionarte ante la epatante belleza y perfección del busto de Nefertiti y otras joyas del antiguo egipto. La entrada al Bundestag y a la cúpula de Norman Foster (dicen que copiada en parte del proyecto de Calatrava) te regala una completa visión de 360º de la ciudad y sus innumerables edificios "singulares" (Sony center, estacion de tren, embajadas varias, iglesias gemelas..) asi como de su enorme parque, el Tiegarten. Un recorrido por sus barrios más céntricos te muestra restos del muro, su trazado, el "Checkpoint-charlie" con su museo y por supuesto, la Puerta de Brandenburgo, por cuyo arco central solo podían cruzar antaño las autoridades (cruzad, cruzad...aprovechad ahora...). Por cierto, que se puede disfrutar de una visita guiada gratuita por ésta zona a cargo de guías de la empresa NewEurope de cuatro horas de duración (se queda en el Starbuck de la plaza de brandenburgo a las 11h y luego se paga la voluntad, o sea unos diez euros)
Otro lugar de interes es Tacheles, un antiguo centro comercial (de 1908) bombardeado en la II guerra, del que solo queda un solar en el que se han instalado artistas multidisciplinares de todo el mundo. En él además se pueden tomar unas cervezas (incluso ecológicas) picar algo y disfrutar de música y perfomances nocturnas en un ambiente alternativo y un poco "pies negros".Incluso hay algo similar a una playa (sin agua) con un par de chamizos y unas hamacas rodeada por un descuidado jardin. Todo en medio de la gran ciudad. Ni que decir tiene que los intereses inmobiliarios amenazan éste lugar desde hace años.
Por último, la heterogeneicidad de sus habitantes (solo unos tres millones por cierto) con su extrema calidez y amabilidad (no vimos a nadie mosqueado y especialmente todo el personal de hostelería era encantador, igual que aquí, vamos...) asi como su gastronomía ( esas Currywurst, esos codillos, esas cervezas negras, tostadas, de trigo, esos restaurantes Thai, Japos...), sus comercios (las marcas importantes a lo largo de la Kufurnstendam) y su infinita vida nocturna, hacen de Berlín un lugar altamente recomendable para visitar y por supuesto volver.
P.D: Cuidado con la bicis, hay a cientos y van como locos...
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