Con motivo de la Semana Grande Donostiarra, que ya está en su recta final, se ha habilitado una zona en el Kursaal dedicada a diferentes cocinas del mundo. "Espacio multicultural" lo han llamado, siguiendo la moda actual, tan nuestra, que une la cultura a los fogones, como si la cocina tuviera una nueva y décima musa (¿mayomnesia?) y panza y panceta fueran, más que panículos adiposos, el alfa y el omega de la existencia.
- Caracoles!- me dijo mi amigo Imanol.
- Caracoles?- le respondí yo.
- Xactamente!!!- terció Angel mientras Asun asentía con la cabeza.
Y allí nos dirigimos tras hacer acopio de unas cervezas "Gordon" en un supermercado de Gros, como adolescentes al botellón.
Alrededor de una mesa y cuatro sillas, por las que peleamos como leones, y mientras sonaban los acordes de una banda de Jazz (posteriormente relevados por otra de habaneras)fueron desfilando platos de caracoles con tomate, a la llauna y con pisto, más rápidos que en una cadena de montaje. Yo como no soy de comer cosas que se arrastran y moquean, me dediqué a la fideuá. Uá...
Después de cuatro horas concentrados en la faena, descojonados de risa, sin reparar siquiera en los fuegos artificiales y tras trasegar unos cuantos vasos de vino y algunos Tequilas (el stand de mexico quedaba a dos pasos) nos levantamos como si nada hubiera pasado, nos despedimos cordialmente y cada uno enfiló para su casa. Haciendo eses. Como los caracoles.
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