"En el año 587, dos monjes Juan Mosco y su discipulo Sofronio iniciaron un viaje por el mundo bizantino, desde las costas del Bósforo hasta las dunas de Egipto. Se alojaron en cuevas, monasterios y ermitas, y recogieron la sabiduria delos estilitas y de los padres del desierto antes de la gran irrupción del Islam. William Dalrymple emprendió el mismo recorrido casi mil quinientos años después, y en su peregrinaje encuentra joyas de la antigüedad intactas, pero también una sangrienta guerra civil en Turquía, las ruinas de Beirut, las violentas tensiones de Cisjordania."
Hasta aquí parte de la contraportada del magnífico libro "Desde el Monte Santo" que estoy acabando de leer. Aparte de ser un ameno relato de un viaje por una región de la que en general conocemos poco, párrafos como el que a continuación trancribo, justifican por si solos su lectura:
"...son los árabes cristianos más que los musulmanes quienens hacen que el mundo árabe siga siendo "árabe". Son los árabes cristianos quienes demuestran que árabe y musulmán son dos cosa distintas, que no todos los musulmanes son árabes ni todos los árabes son musulmanes.(...) Los árabes cristianos han desempeñado un papel esencial en la definición de una identidad cultural árabe secular desde el siglo XIX. No es casualidad que casi todos los fundadores del nacionalismo árabe secular fueran cristianos: Michel Aflak que fundó el partido Baaz; George Antonius, que escribió El despertar árabe..."
En un mundo como el de hoy, que parece alargarse por los polos en vez de achatarse, situando en extremos antagónicos religiones, culturas y valores mientras paradójicamente nos envuelve un manto de supuesta "globalización" uniformizadora y democrática, que nos recuerden o aclaren matices como el que se desprende del párrafo transcrito no viene nada mal.
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